14 de agosto de 2010

Que rico volver a ver a los amigos y sentir su abrazo!

Llegamos a las 5:45 de la mañana procedentes de Bucaramanga. Un viaje de cinco horas y media por una carretera que serpentea la cordillera oriental y que sube hasta el páramo de Berlín a tres metros para descender a Pamplona y despues llegar a la muy noble y leal villa de San José de Guasimales, Cucuta. Agos es el mes de las cometas con una brisa que refresca y disimula el calor. Despues de un delicioso desayuno con caldito de papa y carne, arrancamos para el barrio de Nidia en compañia de Don Jesus, Libardo, Benjamin y Doña Miriam.

Muchas cosas han cambiado: las calles están pavimentadas, hay colegios de secundaria en cada barrio, Ya no son los carros piratas que llevan y traen a los habitantes hasta sus sitios de trabajo sino miles de busetas que recorren todos los barrios. Sin embargo, todavía hay muchas casas hechas con retal de madera, con latas, como la de Doña Pola, en la parte baja donde no ha llegado el pavimento. Allí fuimos con Ceferino el trovador del barrio y con Chucho quien fuera uno de los coordinadores de las Ollas Comunitarias y que ahora es maestro de construcción. Despues fuimos a la casa Santos y Miriam, después donde la familia Flores, lo shijos de Moises y Ana Delia, Pasamos por el templo de Jesus Obrero, y nos fuimos a la casa de Waldina y Yolanda, catequistas.
De Nidia fuimos a Ceci a visitar el hogar de los adultos mayores que lleva una monjita de racamandraca. Sor Edilma, de las vicentinas (Hijas de la Caridad). Allí cada mañana llegan 18 adultos a pasar el dia: desde el desayuno hasta la merienda de la tarde: juegan, rezan y se gozan el dia. El proyecto de Sor Edilma es poder atender 30 y conociéndola, eso será pronto!

La siguiente parada fue en la comunidad de los Almendros. Nuevamente rostos conocidos, los abrazos, las lágrimas y la pregunta por aquellos que ya se fueron. De los Almendros nos fuimos para la Iglesia de la Pio X, que está en plena renovación. El párroco actual le ha metido la ficha y espera tenerla terminada para este año.

Alli estaban gentes de muchos grupos: Jufat, Ollas, FDS, Nueza, Botiquines, Huertas, Catequistas, Visitadores de enfermos, de la biblioteca, del programa Vaso de leche, en fin muchos cuyos rostros han cambiado con el paso de los años y que acercaban para presentarme sus hijos o sus nietos nacidos a lo largo de estos 20 años de ausencia. Fue un momento muy emotivo para todos los que allí estabamos.

Terminada la Misa nos dirigimos al Colegio Cooperativo Calasanz, que pasó de ser un colegio hecho en madera, a una edificación solida de la que han salido miles de jovenes con una formación académica y en valores como lo saben hacer los Escolapios. Allí, en la concha acústica, nos reunimos a celebrar el encuentro que se prolongó hasta las once de la noche. Harvey y un grupo de antiguos compañeros del grupo juvenil y de la Infancia Misionera se dieron a la tarea de recoger fotos de aquellos años y hacer un video que pronto van a subir a la pagina de CAMPAÑA TODOS SOMOS HERMANOS.

Ceferino, como buen trovero nos deleitó con sus rimas. Después escuchamos los testimonios de Milton y del Maestro Duque del Barrio la Victoria. Libardo fue el maestro de ceremonias y a las 9 de la noche nos hizo creer que ya se había acabado todo, cuando escuchamos las trompetas y el guitarron del mariachi donde toca Carlos Flores, hijo de Moises y antiguo miembro de las Huertas Comunitarias. Ahi se prendió la fiesta que se prolongo por dos horas más.

Estando al final del ENCUENTRO DEL RECUERDO, nos sorprendió la noticia de que una vieja amiga, Mamá de Elizabeth y de Abel, dos grandes colaboradores de las comunidades de la Primera Etapa y de Palmeras, acababa de fallecer. Había vivido muchos años frente al templo de San Pio X, en la Avenida Kennedy y con su esposo fueron, mientras su salud se lo permitió, asiduos participantes de la misa diaria a las 6:30 de la tarde. Invitamos a todos los presentes a que nos levantaramos para hacer una acción de gracias por su vida y a rodear de afecto no solo a Abel y Elizabeth, sino a todos los demás hijos e hijas y los nietos y biznietos de la Sra. Rafaela.

Al final del encuentro, un grupo de ex integrantes del grupo JUFAT (Juventud futurista de Atalaya) me invitaron a conversaron con ellos en el Karaoke de Juan Vicente y me bombardearon con esta preguntra: ¿padre cómo nos ve? Les dije "Como un volador de fiesta, cargado de polvora para llenar la noche de luz y color, pero con la mecha mojada, que lleva muchos años sin poder explotar toda esa fuerza que tiene dentro". Nos pusimos a echar memoria de todas las cosas que habían hecho 20 y 30 años atrás cuando eran unos jóvenes, llenos de fuego, de sueños, de ilusiones. De como todo ese "kit" de herramientas, de experiencia, de exitos y fracasos, de negociaciones para lograr los propositos, de formulación de proyectos y de evaluación de los mismos, estaba encerrado en cuatro paredes mientras la ciudad, a gritos, los estaba llamando a poner su luz sobre la mesa. Estuvimos hablado de las causas, de las explicaciones y de las ganas de hacer cosas por su ciudad, por su comuna. A eso de las 12:30 me despedí para darme un motosito, pues me esperaba un viernes igualmente lleno de encuentros y emociones.

El viernes 13 la jornada empezó en el barrio Belisario, que hace 20 años era el ultimo de la parroquia, y que hoy esta caso en la mitad, pues despues vienen Nuevo Horizonte, y la ciudadela el Minuto del Dios y el Rodeo...Miles y miles de familias. Estuvimos en la casa de Nieves, de Maria. De allí nos fuimos a Palmeras a la casa de Abel e Inés donde estaban velando a la Sra. Rafaela. Con todos los presentes, con sus nietos, sus vecinas: la flaca Gladys, la cucha Maria, José, y todos los que fueron de esa comunidad elevamos una oración por el descanso eterno de esta mafravillosa mujer.
El almuerzo fue en la casa de Harvey y Laura, que esa tarde iban a realizar la presentación de su hijo que será bautizado proximamente. Nuevamente nos encontramos con los viejos amigos, Sonia, Marina, y dos curas que en esa epoca eran catequistas (José Gelves y Saide). En la noche nos congregamos en el templo de la parroquia de San Agustín, para nuestra despedida y para hacer la presentación de el hijo de Harvey y Laura. Llegaron personas de la Tercera Etapa, de la Victoria, de Palmeras. El momento central fue cuando Laura y Harvey, dirigiendose a su pequeño hijo de solo 15 dias de nacido y que le dieron el nombre de Jorge Eduardo, se comprometieron con él a mostrarle el camino del Evangelio, no con sermones ni cantaletas, sino con el testimonio de sus vidas, dedicandole tiempo para acompañar su crecimiento, para ayudarlo en la búsqueda de las respuestas a las preguntas que van a venir con el paso de los años.
Y a las 9 de la noche, en el mismo platón de la camioneta de don Beja, nos dirigimos al terminal de buses en la redoma del Indio para coger el bus de rgreso a casa. habian sido 40 horas intensas, llenas de emociones, de recuerdos y también de expectativas.